Enclavado en uno de los bosques más valiosos de Tlaxcala por su biodiversidad y riqueza ecológica, el Santuario de las Luciérnagas se perfila como uno de los tesoros más representativos de la conservación y protección bajo una visión de sustentabilidad.
Y es que, más que ser un simple atractivo al que se puede acudir durante los meses de junio, julio y agosto, el bosque de Nanacamilpa o “Tierra de Hongos” es hoy en día uno de los recintos donde la deforestación no ha tenido cabida, permitiendo conservar intacta su riqueza biológica.
Gracias a su grado de conservación, este ecosistema ubicado a una altura de dos mil 800 metros sobre el nivel del mar se convierte en un paraíso para albergar a una de las cerca de dos mil especies de luciérnagas, siendo el único lugar del mundo donde se puede hallar a la “Macrolampis Palaciosi.
De hecho, por sus características y de acuerdo con estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta especie no coincide con ninguna de las conocidas, por lo que se le considera como una nueva especie propia de los ecosistemas de la región.
Es así que de las 22 especies que viven en territorio nacional, la luciérnaga de Nanacamilpa resulta ser una de las más espectaculares, propiciando uno de los escenarios más mágicos que se pueden encontrar en los bosques mexicanos.